miércoles, 10 de noviembre de 2010

Miguel Hernández

Hola:
Permitidme que como Jiennense de adopción que soy os invite a disfrutar de uno de los poemas para mi más emotivos escritos por Miguel Hernández: ACEITUNEROS.
Para cualquier persona nacida en la provincia de Jaén este poema tiene una significación especial, tanto por la belleza en si del poema, como por la intención de protesta del poeta hacia la realidad de miseria y opresión que los aceituneros y aceituneras tenían que soportar; horas de cogida de aceituna bajo el frío y la inanición para enriquecer a los terratenientes dueños de los olivares; una realidad extrapolable a todo el campo andaluz y también extremeño de una época no muy lejana el tiempo.
Os invito a que leáis el poema con detenimiento y a que analicéis el significado y la intención de cada una de sus palabras. A mi me emociona cada vez que lo leo y cada vez que lo canto. En cualquier reunión familiar y de amigos que se celebra en la provincia de Jaén es muy frecuente terminar cantándolo porque es un poema que está íntimamente enraizado en nosotros: "Andaluces de Jaén"
ACEITUNEROS

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién,
quién levantó los olivos?

No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.

Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.

Levántate, olivo cano,
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento.

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma: ¿quién
amamantó los olivos?

Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.

No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.

Árboles que vuestro afán
consagró al centro del día
eran principio de un pan
que sólo el otro comía.

¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién,
de quién son estos olivos?

Jaén, levántate brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.

Dentro de la claridad
del aceite y sus aromas,
indican tu libertad
la libertad de tus lomas.

Miguel Hernández, 1937

Mª José Ortiz García

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